¡¡¡TE AMO!!!*


“Te amo, Lucía… te amo con locura. Desde el momento en que nuestros ojos se cruzaron por vez primera, caí en la cuenta que quien estaba frente a mí no era una chica vulgar sino alguien extraordinario, una diosa corporizada en una juvenil silueta de mujer. Sí, una mujer hermosa, eidética, excepcional… no caben límites para los calificativos que merecés.
Escribo esto y no me interesa que me tachen de loco, pues lo estoy por vos. Sos la culpable de mi actualidad psíquica: una enfermedad mental me afecta y me lleva a ver que en el mundo que habitamos no sólo hay una miseria desesperante, sino también una belleza que todo lo abarca y  que en vos se materializa. Sos un paroxismo de todo lo bueno. Sin duda fue conocerte lo mejor que me pasó en la vida.
Pero no me es suficiente con eso, Lucía. Te ruego que cuando leas estas palabras pronunciadas desde lo más recóndito de mi corazón, sepas apreciarme de una forma distinta. Quiero entrar a tu campo visual. Deseo que me dirijas la palabra, que tus ojos brillen al encuentro con mi cuerpo, que tu risa se grabe en la atmósfera como un eco en las montañas, que tus pómulos adquieran un rubor inocente y tus labios, que seducirían hasta al más apático de los hombres, rocen los míos. ¡Pero qué tan alejados estamos de ese sueño!
Y es que hoy en día, Lucía, tus intereses están a las antípodas de mí. Me ignoras de una forma cruel. Como si fuera un hereje, me has dejado a un lado. ¡Pero nadie en el mundo podría hacerte mejor culto que yo, dado que te adoro! Tu indiferencia me apuñala. Siento que me desangro lentamente y me abandono a la sutil caricia del sueño trágico. Pero en esos momentos no deseo otra cosa que retirar ese puñal que penetra mi carne para torcer la historia y hacer de ella un drama. Nadie te amará jamás de la manera en que yo lo estoy haciendo. Eres mi diosa, mi musa inspiradora, mi reina, mi soberana. Daría todo por seguir tu caminar errante por los bosques, por besar tus pies desnudos, por arrodillarme y rendirme a tu arbitrariedad. ¡Pero oh, los dioses no encuentran consumación placentera en el andar con mortales! Sos mi diosa y yo no soy nada para ti, ni siquiera una rata que comería de tus humores corporales sólo para verte sonreír.
Y, sin embargo, aquí estoy, declarándome ante vos y todo el mundo, para que sepan la verdad. ¡¡¡TE AMO, TE AMO TE AMO!!! Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para verte en mis brazos, para que vivamos juntos una vida plena. Sin embargo, sé que me conformaría con cualquier cosa que altere mi relación con vos, que es la relación estática del ser con la nada. Cualquier cosa es mejor que lo actual. Quiero que me hagas el amor, quiero que me beses, quiero que me abraces, quiero que me sonrías, quiero que me des la mano, quiero que me saludes desde lejos, quiero que me manipules, quiero que me insultes, quiero que me pegues, quiero que me humilles, quiero que me escupas, quiero que me hieras de mil maneras; pero por favor no me ignores, pues tu ignorancia a mis sentimientos, a lo que en mi interior acontece a cada segundo y que explota cada vez que veo tu figura por las calles o en mis sueños, es el peor castigo que alguien puede propinarme. ¡¡¡TE AMO, TE AMO, TE AMO!!! ¡¡¡TE AAAAAAAAAAAAMMMMMMMMMMOOOOOOOOOOO!!!
Te amo, Lucía, sin importar que en realidad seas un hombre. Te amo, aunque sólo existas en mi esquizofrénica mente.
Te amo.”

Este escrito, de anónima procedencia, se encontraba dentro de un sobre junto a un preservativo  usado y una fotografía. Suponemos que quien allí posa es el autor del mismo.


1 comentario:

  1. Otra hipótesis más plausible: no hay esquizofrenia y el de la foto es Lucía

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