La fila del Banco es interminable.
Desde marzo que vengo padeciendo largas horas de espera. Por eso, la última vez
que fui, tome la decisión de hacer algo de mi vida en el Banco: voy a escribir
una novela. La idea es que sea un laburo exclusivo de la fila del banco. Tratará
de un grupo de pibes que se conocen en una fila de banco y deciden fundar allí
un club e fútbol. Se titulará Comiendo
Banco. Después iré subiendo los avances.
Ajusticiados por la Victoria
Vi:
Voy a empezar a participar en un proyecto en donde se dan clases de filosofía
en un bachillerato popular. Los dias viernes me toca.
Moi:
¡Buena onda! ¿Cuándo arrancás?
Vi:
Sí, me dan nervios, la verdad; pero me interesa. No sé exactamente, porque me lo
van a decir: el martes tengo que ir a hablar con los profesores.
Moi:
Seguro lo hacés 10 puntos, boluda.
Vi:
Y nada, estuve pensando mucho en la pedagogía filosófica. No sé. Nunca di
clases
Moi:
¿Sos caradura? ¿Sos encaradora?
Vi:
No lo sé. Yo creo que sí, pero no lo sé al frente de una clase.
Moi:
A ver, en una reunión de amigos, ¿cómo actuás?
Vi:
Ahhh sí, yo te decía que frente a una clase no sé si seré así. Pero con amigos o gente soy dada.
Moi:
Bueno, ponete ese chip en la cabeza. Hablá como si estuvieras con tus amigas.
Vi:
Es un buen consejo.
Moi:
Las primeras palabras son las jodidas. Después te soltás. Obvio que da cagazo,
pero la posta es el escritorio: cuando tirás los papeles arriba del escritorio
y los acomodás y ves que el escritorio es nada que ver con el pupitre de mierda
que te dan…
Vi: Jajaja
Moi:
…y ahí te sentís todapoderosa. El único tema que tenés -y voy a sonar re
sexista- es que sos mina, sos pendeja, y sos linda.
Vi:
¿…y entonces?
Moi:
Si te tocan niños con hormonas alborotadas…
Vi:
¿No me van a escuchar, decís vos?
Moi:
… se te va a armar el tole tole.
Vi:
¡Jajaj!
Moi:
Por ahí te das vuelta y te chiflan. Los pendejos de 16, 17 años son recontra
pajeros. La cara llena de granos de la calentura que tienen
Vi:
Ya me pasó en la escuela que hice residencia el cuatrimestre pasado. Me sentí re rara cuando pasó eso, pero porque es una incomodidad rara y si la sabes manejar
no pasa más nada. Después de tres límites ya no lo hacen mas porque saben que ya
fue.
Moi:
Bueno, la cuestión es ésa: saber poner el límite… y que alguno quizás se va a
"ajusticiar" pensando en vos.
Vi:
¡Nooooo jajajaja! ¡Sos un hdp! ¡No quiero pensar eso! ¡Noooo, ahora sacámelo de
la cabeza que no voy a poder dormir! ¡Jajajajaa!
Moi:
Jajaja. ¿No me digas que no lo pensaste? Los pendejos son re pajeros; pero si
la sabés manejar, podés usar esa calentura como motor al estudio profundo de la
filosofía
Vi:
¡Jajajaja! Canalizar a través de la filosofía…
Moi:
Claro, la pulsión de eros freudiana.
Vi:
Claro, desviar la pulsión sexual hacia diversos objetos de la cultura.
Moi:
¿Te quité todas las ganas de ir a dar clases?
Vi:
No, para nada... Capaz que se aumento el miedo, pero nada mas.
Moi:
No seas boluda. Yo esto te lo digo porque uno tuvo alguna vez 16, 17 años y una
profe linda hace que uno a esa edad se mueva por las inclinaciones. En otras
palabras, que sea un pajero marca cañón. Y muchas veces pienso en mi ex
profesora de francés, Rosalía, que era una belleza y se fumó tantos cursos
llenos de pendejos pajeros. Igual la mina tenía medio un morbo, alentaba lo
peor de uno…
Vi:
¿Por qué morbo?
Moi:
Se ponía unos escotes muy sugerentes...
Vi:
¡Ahhhhhhh jajajaja! Bueno, mira un límite primero en mí…
Moi:
¡A mí no me joden! ¡La mina sabía que le mirábamos las tetas!
Vi:
Es que si cuando voy a dar clases no lo haré con ropa que provoque, por decirlo así, porque busco y espero otra cosa de ellos. No es que voy a ir vestida de
monja pero tampoco con una mini falda. Ahora, si me junto con amigas para ir a
bailar seguro que me voy a vestir diferente (por ejemplo), pero si voy incluso con amigas a comer a algún
lado tampoco voy a ir como iría vestida a un boliche. Te pongo ejemplo boludos,
pero quiero decir que si me pongo una mini y escribo el pizarrón y... ¡como que no da!
Moi:
No. Te entregan la prueba con residuos de semen los niños si hacés eso. Perdón
por la imagen violenta. Ya ni sé cómo llegamos a esta conversación tan
delirante. Hablando de semen. Ya sé que me fui al recontra carajo. En fin, la
cosa es que sos linda y sos pendeja.
Vi:
Entiendo. Bueno no tomare pruebas entonces, jajajaja.
Moi:
Jajaja… O tomalas, pero no en mini falda. A lo que me refería en un principio
es que es un plus ése que quizás yo no tenga independientemente de si soy mejor
o no dando clases. No tendré que lidiar con la generalidad del macho del aula
con olor a chivo, sombra de barba, voz cambiante y caliente con la profe. A lo
sumo, podré ser el cómplice y decirles a los chicos que estás siempre entangada o cosas por el estilo. Así, para alimentar sus mentes perversas y hacerte la vida
un poco más insoportable. Mi posición como futuro docente es un poco más
cómoda. Deberé lidiar con la pendeja
pajera, a lo sumo. Pero las pendejas son más piolas. Somatizan por el lado de
prestarte atención y responder preguntas en clase.
Vi:
Claro. Con eso piensan conquistar al profesor: ser inteligentes. Pero el flaco
pierde la cabeza porque la tiene en otro lado, ¡jajaja! Y no quiero ser grosera, pero biológicamente
es así. Por algo el hombre tiene 2 cabezas… y a veces sólo piensa con una,
¡jajaj!
Moi:
No lo voy a poner en duda. Pero la adolescencia en el hombre es un proceso re
jodido. Vos lo viviste como mujer y de esa experiencia no hablo porque es
inconmensurable para mí. Pero el hombre se vuelve feo en la adolescencia y se
le despierta la calentura y está siempre caliente. ¡Qué época de mierda!
Vi:
¡Jajajaa! “Feo”. Cambia mucho, como dijiste vos. Granos. Pero las minas también
le salen granos a esa edad.
Moi:
Sí, pero me refiero al plus: a los granos, el olor a chivo. El pibe no se sabe
poner desodorante y todos los desodorantes son débiles hasta que encuentra el
que va con él. La sombra de barba, los pelos, el cambio de voz. Uno suena como
el Gallo Claudio. Y tiene todavía facciones de niño pero deformadas por los
granos y tapadas por la sombra de barba y el peinado de moda que esconde los
granos de la frente… ¡y está siempre al palo! ¡Un horror! Deberían meter al
varón adolescente en una torre onda novela ambientada en la Edad Media. Y encima
hablan de cojer. Así, con J. Pero nadie lo hizo. Las pendejas del curso están
calientes con el profe joven, el preceptor o con los de 3° de Polimodal, paradigmas de
masculinidad más realizados que un pibe con olor a chivo. Nadie le da bola al
pibe adolescente…
Fragmento de RAJOY, MARIANO, Conversaciones hularantes con Little Freud, Planeta Agostini, 2010
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