Is the fuckin' Green Revolution!


Sí, sí… volvimos después de muchos meses. No sabés que feo que es Rusia. Nos cagamos de frío y tenemos mil anécdotas que contar. Por ejemplo: un cosaco nos rompió el culo a patadas. Cami quería que se lo rompieran de otro modo, ¡pero son jodidos los tipos, eh! Otra: nos  ofendimos mucho porque el guardia tenía un sombrero de piel. Nosotros ni ahí vamos a usar piel de animales. El guardia le ofreció a Cami que se abrigara un poco con la piel de un lobo y la muy valiente se negó de principio a fin, por lo que se le entumecieron y gangrenaron los dedos  del pie y se los tuvieron  que amputar.
En fin, fueron 3 largos meses ahí, combatiendo desde adentro contra la soberanía de un Estado Nacional que hábilmente reclamó toda la costa del Ártico después de la Segunda Guerra Mundial. Por suerte, como somos de una ONG re copada, no nos pueden acusar así nomás de hacerle el juego a la derecha geopolítica yanqui. ¡No! Nosotros somos re progres y nuestra intervención no tiene que ver con la política internacional estadounidense. A nosotros nos importa que no se derritan los hielos porque los osos polares se van a quedar sin tierra y se van a morir ahogados. ¡Nada más! ¡No queremos que nos digan tantas cosas feas! Nuestra acción es re noble y con fines súper copados. Por eso, dejá de ocupar tu cabeza en los problemas inherentes al ser humano, que es una mierda, y ponete las pilas para salvar el mundo sin ninguna finalidad aparente. ¡Unite a Greenpeace, idiota!
Nosotros la vamos a seguir agitando con Cacho, el patovica ecológico que valientemente nos aplaude a nuestras espaldas, y con Yami, Vani, Dani y Cani, nuestras botineras ambientalistas. Todavía falta mucho, pero hoy hay menos pandas muertos que ayer. Gracias a todos por las bancadas en twitter y facebook. Los re queremos pese a que sean humanos.


Camila y Hernán, héroes de la Revolución verde.

Party (& Tea Party)

Érase una vez un joven aprendiz de psicoanalista llamado Niño Freud. Él quería saber la raíz del deseo. Pero saberla posta, nada de más o menos entenderla. Saberla en sentido hegeliano, es decir, producirla, manifestarla exteriormente, como en un consolador o una de esas vulvas de silicona que se venden en los mejores sex-shops. Niño Freud estaba con sus amigos en una celebración; era el natalicio del Pibe Adler, al cual tuvieron que hacerle una fiesta sorpresa porque, de lo inseguro que es, no quería joder a nadie. Un boludo: fue un montón de gente… Igual lamentó que el Joven Jung se fuera a ver a Charly García ese día y, por tanto, estuviera ausente. Muy mal por  el Joven Jung; dejó la autoestima del Pibe Adler en el suelo.
La cosa es que Niño Freud estaba tomando un fernet mientras parlaba sobre el precio de las vulvas de silicona con Lou, que por esas épocas tenía hueso con Paul Rée, cuando, de la nada, se apareció una pendeja por el living. Su figura era saludable, quizás un poco robusta para el gusto estético tan refinado de Niño Freud; sus cabellos eran dorados como el preciado tesoro azteca, sus ojos disparaban miradas fugaces hacia toda la habitación con efervescente dinamismo, revelándose de un fino color ámbar. Sus labios, pintados con delicadeza por un rush rojizo, seducían más que Julieta Prandi en un sketch de Francella. Vestía una blusa negra y una pollera animal print: sí, estaba re gata. Lou, cuya atención bamboleaba entre Niño Freud, quien ya se había clavado cuatro fernets al hilo, y algún chongo que le diera fiesta, empezó a hablar de los problemas de su vida conyugal. Así, le comenzó a revelar a nuestro héroe que Paul Rée y ella no habían cogido nunca, pero que se hacían los fiesteros para que Nietzsche no la siguiera acosando. Entonces él, con su habitual humor judío made in Manhattan, le señaló que el bigotudo hacía más de 100 años que estaba debajo de la tierra. Ambos rieron despreocupadamente. Y así, entre inquietos cruces de miradas y nerviosas mordidas de labios, ella invitó a su confidente a alejarse de la vista de todos para, entre besos y caricias, quedar ambos desnudos y enganchados como perros.
Pero Niño Freud estaba en otra. No es que la rusa no estuviera buena, pero no le fascinaba ni un poco que ella metiera látigo alegremente. No. Él estaba para algo más tranqui. A él le gustaba más dominar… y siempre desde atrás. Y la pendeja rubia animal print estaba para hacerla mierda. Nada de eufemismos: sólo chirlos en la cola. Por eso Niño Freud, habiendo consumado la ingesta de su quinto fernet, pasó su manga de camisa por los labios para secarse velozmente, e inflando su pecho del atrevimiento típico del más bárbaro inconsciente –o subconsciente-, salió a cazar tigres al living.
- Hola – escupió.
- Hola – le respondió ella con distancia, evitando el contacto visual.
Típico de mujercitas, de agrandadas. La cosa estaba difícil, pero Niño Freud era un hombre de mil batallas, un gladiador de primera hora. Por eso no desistió pese a esa postura desinteresada, apática e indiferente de su interlocutora:
- ¿Querés tomar un fernet? – aventuró.
- Gracias, pero si tengo ganas de tomar, me sirvo – respondió ella secamente.
- ¿Cómo te llamas?
Y agitando su melena dorada, la pendeja posó sus ojos inquisitorialmente en la mueca artificial que se dibujaba en los labios de Niño Freud. Así estuvo tres minutos, o tres horas, o tres años. Cuando, superada de su letargo, retomó la compostura, se disculpó ante él: “Es que me dan unas ganas…”. ¿Ganas de qué? Niño Freud estaba confundido. Tan confundido quedó que se retiró a la interioridad. Nada de charlas hoy. ¿Y Lou dónde quedó? Se fue… a subirle la autoestima a Adler, seguro. Maldito cumpleañero y su actitud sufriente para coger por lástima. Igual le sale bien.
Y entre divagaciones y divanes, Niño Freud se apuñaló a sí mismo con una botella. Pero lo más absurdo es que no la había roto antes, por lo que la herida no dejó de ser un pequeño dolor ocasionado por el impacto de aquel objeto contundente. La chica animal print, quien había presenciado tan confusa escena, se dio un pase de merca y lo volvió a saludar, pero esta vez con un intenso chupón en el cachete. La situación era excitante y la sangre brotaba del rostro sorprendido de Niño Freud, pues su compañera no era en realidad una mujer sino una sanguijuela de pantano amazónico. Finalmente, volvió a preguntar su nombre.
- Soy Angela Merka. Encantado de conocerte.


RAJOY, M., Aventuras de Niño Freud y otros relatos tan posmo que meten miedo, Valencia: Pre-Textos, 2013.

Obituario


Murió uno de los más contemporáneos promotores de la posmodernidad en los medios de comunicación. Nacido del huevo de una serpiente, peleó toda la vida por llegar a ser alguien. Irónicamente, lo consiguió a través de su holgada billetera, mas ella no acabó nunca de personalizarlo en un mundo primitivamente anónimo. Así, en su búsqueda constante por llegar a ser alguien, instrumentalizó la tecnología a su alcance, que no era otra que la cadena de montaje televisiva, y la humanidad lo conoció bailando por un sueño.
Siendo una de las expresiones más realizadas del fantasear tilingo del nuevo rico y sus viajes a Miami, pronto su figura impactante devino cáscara vacía y deshecho empresarial para Canal 13. Las preguntas habituales sobre su condición sexual, sobre el origen de sus riquezas o sobre la salud mental de sus hijos pasaron de hacerse a viva voz por la opinión pública a resguardarse en la indiferencia típica del hombre promedio ante la pobreza. Y es que si bien no era un hombre pobre, sí se lo predicó como un pobre hombre. Y así, destelló por instantes en su antigua casa, revelando cada vez más misterios de su intimidad. Pero como los pantalones Oxford, estaba condenado al paso de moda.
Sin embargo, no estaba dispuesto a aceptarlo. Así, el hijo pródigo se marchó a América e hizo su propio show televisivo, invirtiendo millones para mostrarse tal como quería: una encarnación de la copa que derrama. Pero la cosa no salió bien y el programa fue levantado por su escasa audiencia. Los sponsors nunca se interesaron. Él no podía solventar el gasto total durante mucho tiempo y, así, nuevamente desapareció del aire otra vez.
Finalmente, enfermó de gravedad como consecuencia de su consumo de morfina, que le impedía sentir el constante dolor de las infecciones estomacales que le pudrían sus órganos con pus. Luego de un viaje por el coma, del que se pensaba que no iba a volver, apareció un día frente a las cámaras mostrando un rostro desnudo –su rostro desnudo-, carente de maquillaje, gel para el pelo y bronceado; carente de vellosidad capilar y de cualquier tipo de cabellera: era la criatura de Frankenstein. Pero a diferencia de ella, él comenzó a profetizar un místico amor por la vida. Y luego no supe más de él sino gracias a algún flash informativo, de esos que reviven hasta a los fantasmas. Pero ya no puede revivir más. Se le acabaron las fichas en el arcade.

Y hoy lo recordamos porque, en definitiva, más allá de su aberrante presencia –o bien gracias a ella-, pudimos encarnar la condición humana posmoderna. Y así, reflejarnos un poco a nosotros mismos. ¡Hasta siempre, Ricky!

God bless ONG



Apoyo a Greenpeace. ¡Los rusos son re, pero re malos! ¡Pero malos, malos, eh! ¿No te acordás cuando mataron a Apollo Creed -que seguro, por ser negro, estaba en un estadio evolutivo inferior a los rubios de ojos claros como su asesino-? ¡Eso es falta de códigos! ¡¡Encima Iván Drago era un determinista!! ¡Aguante Estados Unidos y sus postulados de libertad abstracta!


Ya que estamos, Greenpeace se tendría que poner las pilas denunciando la base naval de Guantánamo. Digo, ya que a los prisioneros que torturan física y psicológicamente ahí están despojados de las garantías de defensa de la humanidad que debería ofrecer un Estado de derecho, no deberían ser tan diferentes a las pobres ballenas cazadas por barcos japoneses (recordemos que los japoneses también son malos... ¡pero malos, malos, eh!).

Y si no denuncian a Guantánamo afirmando que el hombre es malo en sí mismo (esencialmente malo, malo), no entiendo por qué esa ONG tan popular invierte tiempo, publicidad y cash, especialmente, en una cruzada política para salvar a la gente (que es esencialmente mala) del cautiverio cuando hay tan pocos pandas en el mundo (recordemos que el panda es re lindo)...

¡Miralo! ¡Es DI-VI-NO!

True love

Günther Anders y Hannah Arendt tuvieron un matrimonio de pocos años. Ambos eran discípulos del Heidegger de los años 20. Se enamoraron y seguro garchaban a lo loco, pues tenían esos mambos existencialistas...
¿Y qué pasó? ¿Cómo se terminó el amor? Aparentemente ella se hizo sionista y a él eso le pareció una cagada. Se divorciaron en 1936…

Digital love

Luego de una intensa jornada en el Congreso de Filosofía Moderna, establecimos con JB y P- las pautas nocturnas: comer algo y salir a un barcito a tomar cerveza tirada. Cuando decimos tirada, obviamente, nos referimos no a una cerveza arrojada al suelo para luego ser bebida por hombres, sino a aquella otra cuyo devenir a nuestra mesa es cualitativamente distinto y elevado. La conceptuación precedente fue ampliamente discutida. Luego de comer unos sanguchitos de fiambre en el hostel, y siendo ya las 9:15 de la noche, tomamos nuestras cosas y marchamos al Centro (Down town!). En el camino a Down town, solicité a mis compañeros de aventura que me bancaran en la puerta de un kiosco, pues el crédito de mi celular se había agotado. Allí mismo, en la puerta, una joven mujer de cabellos dorados y caniche toy entre su falda, obstruía mi camino. Indecisión. ¿Acaso era ella un funcionario del kiosco? ¿Acaso debía solicitarle que me dejara paso o que me atendiera? No sabía qué hacer. Ella, sensible a mi perturbación, me preguntó si se me ofrecía algo.
- ¿Laburás acá? – le pregunté.
- No.
Y determinándome, me hice libre: 30 pesos de crédito.
Luego de definir en qué bar nos íbamos a instalar, y habiendo enviado por sms la respectiva dirección a la compañera F., hicimos una degustación de cervezas. Habiendo conocido ya todos los sabores, Julián y Pablo optaron por la roja especial. Yo, siempre heterodoxo, preferí la negra. Brindis.
Se deben estar preguntando, queridos lectores, a dónde llevará esta crónica tan insulsa. En alguna medida, debo generar un interés en la inmersión narrativa. Si fuera desde cero, es decir, sin preparación previa, con lo vendrá a continuación, creo que muchos quedarían petrificados.
Mientras discutíamos sobre ontología, una joven moza se acercó a nosotros y me dio en la mano un papelito.
- Disculpen chicos, me pidieron que les dé esto. Yo cumplo.
Luego se fue. El papelito en cuestión era un papel madera. Allí estaba escrito el nombre de Ana y un número telefónico –el de Ana-. Estábamos anonadados. A ninguno de nosotros nunca nos había ocurrido una cosa semejante. ¡Cómo venimos los filósofos en Mar del Plata! Y las cuestiones eran muchas para debatir: ¿a quién iba dirigido el papelito? ¿Qué le había visto Ana a su presa? ¿Quién era Ana? Dado que había hecho una carga virtual reciente, tomé coraje y me dispuse a enviarle un sms para tratar de elucidar estas cuestiones. Pero algo no andaba bien: el teléfono tenía 7 números en lugar de 8 (!!!). El desconcierto era cosa inevitable. En ese momento interpelé al barman:
- Perdoná… esto nunca me pasó. Una mina me dejó el teléfono pero le falta un número. ¿Qué onda? ¿Está bien escrito?
- ¿Sos de Buenos Aires?
- Sí…
- No, acá son 7 números, más la característica.
Y en ese momento envié el primer sms: “Hola, Ana. Quién sos? Dónde estás?”.
Y contesta: “Hola! Quien sos vos? Estoy yendo a mi casa a recargar energías para salir”.
¿Yendo a su casa? Eso significaba que no estaba en el bar. Y si no lo estaba, ¿cómo es que conseguí su número? Le respondí entonces: “Una chica me dio tu teléfono en el bar baum”.
Silencio por un rato. Estimamos que todo lo que había acontecido fue un gran malentendido y cambiamos de tema. Un rato después cayeron F., una amiga suya y 3 estudiantes de la UCA con quienes empatizamos durante el Congreso. Después de conocer la historia, nos prestamos todos a la broma colectiva, en una suerte de delirio báquico. Y la luz del teléfono, que estaba apoyado en la mesa, se encendió, mientras el aparato vibraba. Nuevo mensaje… ¡de Ana!:
Una chica? Capaz la chica q te dio el tekefono (sic) es cn la q estas hablanfdo (sic)”.
Todo comenzó a ser demasiado confuso. La chica que nos había dado el teléfono dijo que era de alguien y que ella sólo cumplía su labor. ¿Acaso la moza era la chica? ¿Acaso la chica era una moza? ¿No pudimos asociar su actividad a la corporación de mozos por el solo hecho de deber cumplir ese deber y, en realidad, no era nada de eso? El punto es que la moza y Ana eran una y la misma… y dado que me había dado el papelito a mí y no a otro, yo llevaba las de ganar en la selección de oferta sexual. Pero debía continuar el diálogo… si ella hablaba de posibilidad, yo debía agotar esa vía:
Supongamos que los sos. Dónde estarías?
A lo cual ella respondió: “Acostada en una cama con una amiga por dormir una hora para salir después. Vos? Nose (sic) cual de los tres sos
No voy a hundirme en especulaciones acerca de este mensaje, pues me llevaría una vida. Afirmo su tono marcadamente sexualoide y ya. ¿Los tres? JB, P. y yo. ¿Quién de los tres era? ¿Debía decirle o continuar el juego de la ambigüedad? La respuesta era obvia:
Cuál querés que sea?
Y ella respondió siendo radicalmente ambigua:
Alguno que le guste la que les dio el telefono
¿Qué significaba eso? Y entonces, definido y después de debatir una respuesta conjunta, comencé a escribir… pero el celular comenzó nuevamente a sonar mientras cumplía el proceso, alertándome la recepción de un nuevo mensaje. ¡Ana está con todo! Pero no: era un mensaje del Dr. Hauzer, quien no podía faltar en esta historia. Y vuelto a mi labor de fetiche sexual de Ana, redacté el mensaje más honesto que pude:
Es mi cumpleaños y en una hora me voy a buenos aires. Qué hacemos?
Cortita y al pie. La respuesta no se hizo esperar:
Uhhhh, que bajon! Feliz cumpleaños! Y en una hora nada, si era un dia se podía hacer de todo!”

Brillante… aunque feliz cumpleaños, nada, Ana. Arrugaste, aunque de seguro yo hubiera hecho exactamente lo mismo; de hecho, de haberme sabido realmente en posibilidades de algo, me habría acobardado de enviarte tan solo el primer mensaje. Cuestiones éticas de fondo, viste. Demasiado posmo todo. Pero que conste, la que se cagó de las patas fuiste vos y no yo (?).


Historias de vida



Cuenta la leyenda que Hölderlin, después de curarse de su locura, se transformó en un relator senil de Fútbol para Todos. 20 años antes, laburaba en TyC y bardeaba a su comentarista.

Argen-Tina

Continuando por nuestro repaso de las mejores publicidades electorales del 2013, debemos ahora destacar a los artistas que laburan para el hermano maldito de la democracia y su compañera Margarita. El concepto común a todos sus spots es la denuncia de un país dividido y su propuesta es la búsqueda de un τὲλος concordante a todos. De esta manera, Richard  retoma ese horizonte ideal de país unido y copado que su padre había querido construir en su momento y que terminó medio mal. Las publicidades, inmersas en un delirio protagórico -al final no sabemos si tenemos o no inflación e inseguridad-, retratan la decadencia de Occidente pero, pese a su genialidad, ninguna de ellas supera una pieza artística como aquélla de 2011. Aquí vamos a dejar todos los spots de Argen-Tina, quizás con la esperanza ingenua de que, cuando los extraterrestres caigan a matarnos a todos, les llegue este mensaje de paz... y el exterminio sea masivo pero no total. Gracias por tanto.
Para ver:




Grandes spots de campaña

Antes de la  elecciones primarias los candidatos presentan sus spots publicitarios. Algunos son sumamente interesantes... otros, rayanos al delirio. Acerca de estos últimos trata el presente post: 2 spots publicitarios; 2 candidatos archiconocidos... pero que todavía nos pueden sorprender mucho. El primero de ellos es un spot de Francisco de Narváez quien, luego de haber hecho uno prohibido por tener un tufo destituyente, hizo con ayuda de todo el pueblo uno digno de ser repetido hasta el hartazgo.


El segundo, sumergido en los mares profundos de los trastornos mentales, parece el adelanto de una película de terror. Sugerentes los sonidos del final, que bien pueden hacer una analogía con el apellido del candidato o quizás hablarnos del estado mental de Elisa Carrió. Desgraciadamente, blogger me informó que si cuelgo el spot acá el universo entero explotará. Por tal motivo, dejo el link ACÁ hasta poder convencerlo de lo contrario.

Flor de pensamiento

En la época en que gatoneaba con el genocida, Alfano era una diosa. Era totalmente violable... como los derechos humanos en esos años.

Happy friend's day

Y estaba el hombre por descender a la Luna, mas Kubrick se quejaba de la iluminación en el estudio; los puteaba a todos y se paraba de manos frente a cualquiera. Conmovidos, se reían sus dirigidos e imitaban la voz de Hal9000: "Hello, Dave".
- ¡¡I'm Stanley!! - vociferaba furibundo el director de Lolita.
- I love you, Dave - escupía entre carcajadas y con ronca voz Neil Armstrong, la estrella del telefilm. Todos reían menos Stanley.
Y es que reflexionaba sobre los ingleses como él, que habían caído muy bajo. ¡Qué pasó con esos buenos viejos tiempos en los que Churchill participaba en reuniones para dividir el mundo en dos como un líder a la talla de Roosevelt y Stalin! ¡Qué pasó con esos tiempos más lejanos aun, donde Inglaterra dominaba el mercado del oro! Ahora su patria, allende gloriosa, veía como aquellas ex colonias, que bamboleaban entre el orgullo del progreso tecnológico y la vergüenza del humor vulgar -¡tan poco ingleses ellos al fin y al cabo!-, jugaban a la carrera espacial con los rusos mientras él… ¡Pero no! El Reino Unido no tenía cohetes. Kubrick se tenía que conformar sólo siendo un director consagrado, un revolucionario del séptimo arte, y forrarse una valija con dólar blue. ¡Thank you very much, Washington! Sin embargo, nada hubiera querido más que subirse a un cohete y recorrer la galaxia como un gemelo fantástico o un fantasma del espacio: sus héroes de la tele.
Los utileros arreglaron el problema de las luces. Ahora parecía que el mismo Sol irradiaba sobre la figura discreta pero aparatosa de Armstrong, cubierta por un manto de estrellas. Efímera frente a todo el Universo que tras ella se estampaba como una pintura en la pared. Hermosa y gloriosa como sólo en ese día, suspendida frente a las pantallas de todo el mundo, cuando enterraba la bandera de barras y estrellas en un suelo desértico y rocoso, consumando así una práctica imperialista que se repetiría en Afganistán y en Irak más de 30 años después. Apoteótico.
Aplausos.
Chiflidos.
Abrazos.
Besos de amantes.
Kubrick estaba cubierto de manos discretas y amistosas. Felicitaciones, Stanley. Qué buenos amigos se hizo, mas no conocía a nadie. Y acá estamos nosotros, con Stanley muerto hace ya mucho tiempo, viendo flamear una bandera estadounidense en un espacio exterior donde no debería haber viento… y cuesta tanto encontrar un sentido más allá del triunfo simbólico de cierta forma de vida, tan llena ella de ilusiones y esperanzas como vacía de carne. Sólo nos  queda así seguir soñando.

Tinkerbell

Para comprender el siguiente chat, debo explicar algunas cosas. En una materia pedagógica tengo una profesora extremadamente hermosa. Su nombre es Marian y es pedagoga. Ella acostumbra, de una manera perversa, tocarnos a mí y a mi compañero el Dr. H. siempre que nos habla. Detestamos la materia y, sin duda, la contemplación de su belleza es lo único valioso de nuestra experiencia allí. Ju, una compañera, decidió buscarla en el Facebook…

Ju: La encontré.
Moi: ¡¡¡VAMOS CARAJO!!!
Ju: Jajaja. Ahí la tenés; ¡que la disfrutes! ¿Dónde está el Dr. H.? No se puede ver nada [en el facebook] igual.
Moi: Ahí lo sumé.
Ju: ¡Pero no le puedo ver al marido!
Moi: Debe ser un hombre muy afortunado
Ju: …Económicamente…
Moi: (Encuentro una foto de Marian y un hombre y la cuelgo en el chat). ¿Será ése?
Ju: ¡Ahí está! Lo sospeché: ¡Alta cara de navo [tiene] el marido! Sí. Debe ser un viejo.
Moi: Es un hombre agraciado.
Ju: ¡Nah! Para mi tiene guita el flaco. Con esa cara no se la levanta.
Moi: ¡Qué sé yo! Algo debe tener…: Guita; una pija grande; quizás, sentido del humor.
Lau: No solo que es feo, porque de repente la belleza es relativa… PERO SI ES UN SEÑOR MAYOR. Marian debe tener 26, 27 años… ¡Este tipo tiene casi 40! ¡Se come una pendez! ¡¡¡TIENE GUITA!!!
Ju: Más de 40… Tiene guita
Lau: ¡Tal cual! ¡TIENE GUITA! Lo cual bajo ningún punto de vista impide que se quieran y demás… PEROOO ahora entiendo el porqué de tanto manoseo hacia jovenes sub 25… ¡¡¡CARNE JOVEN LE HACE FALTA A LA PROFE!!!
Ju: ¡¡Jajaja!! Estaba por decir lo mismo.
Lau: (Estoy siempre con cuidado de no morder mi lengua)
Ju: Por eso "choca los 5" con los neneees Niño Freud y Dr. H.
Lau: ¡¡¡TAL CUALLLLLLLL!!! Imaginate…
Moi: ¡Conmigo, che! Está conmigo.
Lau: El jovie, y los pendex…
Ju: Pero ya le va a tocar al Dr. H. también…
Moi: No te permito esa afrenta.
Ju: En cualquier momento les propone enfiestarse los 3.
Lau: Seeeeeeeee… ¡PARA MI QUE QUIERE FIESTA LA LOCA! Imaginate: 26 pitulos y anda con un jovie de 40. Ya fue… ¡¡Ni duda cuando se le propone festichola!! ENTREGADISIMA.
Moi: ¡¡Jajajaja!! Re turbio.
Lau: ¡Jajajaja! ¡¡Naaaaaaaah!! Una fiesta más tampoco tan turbio. Hay cosas peores.
Ju: ¿Turbio? A la Marian se le nota en la cara las ganas de enfiestarse con ustedes… ¡¡Copeteada sabés como entrega!!
Moi: Yo no quiero ver a tanta gente desnuda junta. Me da miedo.
Lau: Jajajajjaajajja. Un poco de alcohol y los ves vestidos.
Moi: La vestimos de Campanita de Peter Pan. Morbo Disney World.
Ju: Tiene toda la fantasía armada ya.
Moi: Las botitas verdes, boluda. Carne de cañón para el morbo
Ju: ¿Niño Freud de Peter y el Dr. H. del Capitán Garfio?
Moi: No. El marido es el Capitán Garfio. Yo quiero ponerme las calzas de Peter; alguna de ustedes me las tiene que prestar.
Ju: ¡¡Ajajajajaja!!
Lau: ¡¡Viste!! De entrada le daba vergüenza y ahora ya imagino traje y todo.
Ju: Lo re dejó afuera al Dr.  H. ahora e incorporó al marido.
Moi: No, el Dr. H. es uno de los pibes del País de Nunca Jamás. No me acuerdo los personajes.
Ju: ¡¡Tremendo!!
Moi: Es que es re podri la festichola. Tres tipos y una mina es como muy extremo. Yo no me veo del palo de la orgía.
Ju: Eran 2 tipos: vos sumaste al marido.
Moi: ¡¡Ustedes lo sumaron!!!
Ju: Vos lo sumaste interpretando a Garfio.
Moi: Sí… ¿pero no lo metieron ustedes al jovie?
Ju: Nono; en la festichola no.
Moi: ¡Ahhh! Ok. Entonces estoy dispuesto a que el Dr. H. interprete a Garfio
Ju: ¡Jajajaja! Va queriendo.
Moi: Siempre y cuando sea con el beneplácito del marido yo voy al frente…
Ju: No va a acceder y, en todo caso, va a querer participar.
Moi: Por ahí quiere ver nomás. Sentado en un sillón… fumando.
Ju: ¿Qué es peor?
Moi: ¡¡¡No sé!!!
Ju: Peor es que quiera sumarse Octopus Serra (1).
Moi: ¡¡¡Ufff!!! Yo ahí me voy corriendo con los pantalones gachos.
Ju: Las calzas verdes…
Moi:

Ju: Es igual
Moi: Sí; alimenta un morbo raro eso. Aparte si lo pensás, re va el mambo de la mina porque es pedagoga: seguro se quiere garchar a un tipo que nunca crece… ¡¡como Peter!!


(1) Octopus Serra es un personaje maligno del cuerpo  de pedagogos.

Fragmento  de RAJOY, MARIANO, Conversaciones hilarantes con Little Freud, Planeta Agostini, 2010

Recuerdos

- La otra vuelta lo vi a Cacho.

- ¿En serio? ¿Y cómo estaba? ¡Hace añares que no lo veo! Si no me equivoco, éramos todos solteros en aquel entonces... salvo Sergio, que nació comprometido.
- ¡Nada que ver! ¡Lo viste en la ruta hace unas semanas, levantándose hombres con su vestido rojo!
- ¡Es verdad! ¡Pasa que estaba hecho mierda del tequila que había tomado!
- Sí, me acuerdo que lo levantaste y te lo llevaste a la casa. Cuando tu jermu te vio con Cacho te fletó a escobazos.
- Sí, y yo le metí un sopapo.
- Sí, y entonces se escondió en el baño, porque la amenazabas con apuñalarla con un abre cartas, y llamó a la policía.
- Sí, y cayó la bonaerense y me cagaron a palos. Uno me daba y el otro se llevaba el DVD.
- Pero Cacho te defendió...
- Sí, le llenó la cara de dedos a uno.
- Y cayeron los refuerzos.
- Sí, y nos agarraron a Cacho y a mí y nos llevaron a la comisaría, donde nos violaron... y acá estamos.
- Sí.
- ¿Cómo está Cacho?
- Andaba con diabetes y le amputaron las gambas.
- ¡No jodás!
- No es joda. Anda en silla de ruedas.
- ¡Qué desastre! Lindas gambas tenía...
- Las mejores de la ruta.

Berlusca Vergusca

Con las minas hay que tenerla clara.
Te lo digo yo, que no me canso de coger.
Y lo hago porque la tengo re clara.
¿Qué? ¿No me creés?
Sabelo: una vuelta me cogí una mina con una vagina así de ancha.
Y me tuve que tomar un viagra así de grande...
¡Y estaba así de duro!


Spinoza bate posta


Obituario

Murió una de las figuras más nefastas de la historia argentina. Entre sus muchos logros podemos resaltar la consecución de la Copa Mundial de Fútbol en 1978, la venida al gobierno de una pata civil-empresarial recontra turbia que transformó el modelo productivo del Estado, el auge de las importaciones, la baja de los índices sociales y el aumento exponencial de la deuda externa, y la conformación de un aparato estatal represivo que atomizó a la sociedad y se llevó puestos a 30.000. Fue pionero en métodos heterodoxos de lucha contra la “subversión internacional” como lo fue el robo de bebés. Su nombre en la actualidad sirve como resumen de todo lo malo que pasó por estas tierras.
Hoy debe estar en el Infierno junto a sus compinches Massera y Agosti –que, aunque no se llevaban del todo que entre los tres, laburaban con eficiencia para terceros-, escribiendo el comunicado de radio que informará sobre el derrocamiento de Satanás y la instauración de un gobierno tripartito entre el fuego y las tinieblas. ¡¡¡Hasta siempre, Georgie!!!


Hegel mi amigo fiel


Debo confesarlo: no entiendo casi nada de Hegel. Es un autor que se ve marginalmente en las carreras de filosofía y cuando se lo ve, generalmente se lo ve mal. Dos, tres clases quizás. ¿Acaso son suficientes para comprender las implicancias del Espíritu? No, para nada.
Por ese motivo, decidí el año pasado ponerme  a leer a Hegel en serio y por mi cuenta. Conseguí Ciencia de la Lógica y la Fenomenología del espíritu. Con el primero me quedé estacionado en “La doctrina del ser”. Con el segundo, después de 6 meses de lectura incisiva, conseguí llegar al apartado de la “Conciencia”. El Prólogo de la Fenomenología fue, sin duda, la cosa más difícil que leí en mi vida. Desgraciadamente, no pude continuar leyendo por la intensidad de la cursada que me demanda dejar a un lado un aprendizaje si se quiere personal y más constructivo por uno formal, curricular y superficial. En fin, esta breve introducción la hice porque me di cuenta que soy muy intolerante con aquellos que hacen afirmaciones taxativas sobre Hegel. La gente, por lo general, no lo entiende y, al menos en mi caso, la profundidad en su lectura llama a más confusiones, a una mayor perturbación en el alma. Hegel no escribió para solucionarnos la vida, sino para dejar en cada uno un interrogante fuerte y una sensación de difamación a la subjetividad individual, abstracta, tan común en la ideología liberal-posmoderna.
A pesar de todo, yo lo leo. Y como lo leo, encuentro insatisfactoria la crítica estúpida de aquel que nunca lo ha leído o lo hizo tan superficialmente como cualquier lectura de cursada. Y hay particularmente una compañera en Filosofía moderna, Jessi Posmo (a quien ya he presentado), a la cual mucho no me banco y lo difama a Hegel sin entenderlo. El último diálogo que tuve con ella fue un martes, hace un par de semanas, en el cual hubo faltado una profesora y con unas amigas nos pusimos a tomar mate. Jessi Posmo, con sus aires posmodernos  y su adicción a la hermenéutica francesa del siglo XX, se sentó con nosotros. Comenzó a hablar bien de Blaise Pascal, un contemporáneo de Descartes que alababa los milagros. Claro, para ella, como es posmo, está bueno que no todo sea posible de ser explicado, que no todo quede determinado en el pensamiento. Por eso detesta a Hegel, que es un monista re cabeza.
Jessi_posmo: No me gusta Hegel porque el espíritu se come todo, no deja lugar a nada que esté por afuera.
Moi: Te equivocás. Nada está por afuera de la ontología en un principio, sólo que en un principio es abstractiva. El espíritu no se come todo, sino que se despliega.
Jessi_posmo: ¡Pero eso no deja lugar a la trascendencia!
Moi: Sí, pero sólo en la inmanencia. Y está bien que eso pase. Si entendemos la trascendencia en los términos que vos la querés plantear no la podemos siquiera captar sensiblemente. El tan mentado milagro debe poder ser pensado. Si no, caemos en la parálisis.
Jessi_posmo: Si, igual, no me gusta.
Moi: El problema no es que te guste o no. El problema es que reducís todo al placer animal negando así tu propia humanidad. Y en filosofía, querida amiga, no debemos  buscar la fuente del placer, sino la solidez de los sistemas. Si un sistema es más coherente y sólido que el otro, y si sirve mejor para explicar los fenómenos, debemos partir de ése. Es una mariconada no leer a Hegel por las implicancias éticas del espíritu –implicancias, dicho sea de paso, mal planteadas generando una falacia ad hominem contra Hegel por su adhesión al Estado Prusiano- si al final el suyo es el mejor sistema. Lo que pasa es que vos leés libros de filosofía como si fueran literatura. Ergo, no estudiás filosofía, sino literatura.
Naturalmente, Jessi Posmo se enojó y abandonó la reunión montada en una nube nihilista.


Reflexión previa al autoproclamado 18A


El PRO se lo está apropiando simbólicamente. ¿Qué significa esto? Que, lejos de ser una marcha donde se expresa una antipolítica indeterminada, una negación abstracta a toda expresión de representacionalismo, su oposición es a determinada fracción de la cúpula política -al Gobierno Nacional o, más ampliamente hablando, al kirchnerismo en general-. El PRO lo advierte así y por eso no se siente amenazado y la promueve. Macri considera apoyarse y sacar rédito político de la manifestación tras los más recientes desastres que ha traído consigo la pésima administración de la Ciudad.
Bueno, la cosa es que aquel que vaya estará, por lo tanto, no sólo negando al kirchnerismo sino afirmando también al macrismo. Una negación siempre tiene contenido conceptual. Los que hoy marchen desearía que lo hagan siendo conscientes de ello y no escudándose en una expresión vacía y posmoderna de la autoafirmación de la libertad individual. Gracias.

La idea de bien

Fui ayer a una librería a comprar El discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres del amigo Juan Jacobo Rousseau. Coloquialmente se le llama Segundo discurso. Mientras el librero que me estaba atendiendo revolvía los estantes, una chica hermosa entró al negocio. Debo confesarlo, decir que era hermosa implicaría una vulgarización de su belleza, que poseía como característica la suficiencia ontológica. De haber sido sólo un poco más hermosa, tan sólo un pelín, hubiera dislocado a la realidad, ponele.
Ella se dirigió al otro librero, un chico de más o menos unos 25 años, y le preguntó por un manual de derecho –no recuerdo el nombre del autor-. El muchacho, naturalmente, buscó el mencionado artículo en el catálogo. Nada. Pero la cosa no terminó allí. Él se sentía inclinado a ayudarla, dado que ella era la perfección y, como había dicho alguna vez Platón, la contemplación de la idea de bien –entendida como lo perfecto-, transforma el alma de los hombres, realizándolos. O bien como Aristóteles afirma, el bien –la perfección- es aquello a lo que todas las cosas tienden. En definitiva, el hombre quería ayudar a esa chica, a la que se veía un poco desorientada:
- ¿Estás segura que ese era el autor?
- Sí, es manual que dijo el profe.
- Bueno, déjame buscar si está en internet.
Sí, el librero consultó en internet la existencia o inexistencia del mencionado manual.
- No, no está en internet. ¿Estás 100% segura?
- Sí, sí. El profesor dijo que lo podíamos conseguir en cualquier librería.
- Bueno… bancame que busco si aparece en la bibliografía de este libro.
El librero desplegó entonces sobre la mesa un libro enorme de derecho y consultó la bibliografía presentada en sus últimas hojas. El manual de derecho que la chica había venido a comprar no aparecía allí. Hubiera sido claro para cualquiera que haya visto esa situación que el mencionado artículo era, en definitiva, inexistente. Pero… ¿cómo decirle que no a ella?
- Mirá, no aparece. Voy a buscar por mi cuenta en estos días. ¿Te podrías pasar en estos días?
- Dale. Gracias.
Y se fue. Lo sorprendente de todo esto es que la actitud del librero no era habitual en él en lo más mínimo. A mí, al menos, no me dispensó siquiera una décima parte de atención nunca. Él la ayudo, seguramente, porque era una belleza suficiente. Sin embargo –y esto es lo que me sorprendió  realmente- la chica había asumido semejante actitud, semejante despojo hacia la vida, servilismo, amor hacia el género humano, etc., como algo cotidiano. Esto me hizo pensar en Pierre Aubenque, comentarista de Aristóteles, que señaló que aquel que goza de buena fortuna no tiene por qué desarrollar virtudes. Coincido. Seguramente esa chica, de no haberse creado un ambiente sumamente artificial en torno a ella, debe ser un tanto estúpida. Quiero decir con esto que no necesita el desarrollar virtudes para relacionarse con los hombres y, a las claras, se posiciona cómodamente en el lugar del fetiche. ¿Pero qué clase de relación vincular se establece sólo por estética sexual? La posmoderna…

Obituario

Murió uno de los máximos exponentes del neoliberalismo de la década de 1980. Entre sus logros, podemos reconocer la privatización de un gran número de empresas públicas, la represión a los mineros y la Guerra de Malvinas. Ahora debe estar con Milton, Ronald, Pinocho y José Alfredo, todos juntos en bolas, haciendo un gang bang gerontoneoliberal en el cielo desregulado. ¡¡Hasta siempre, Maggie!!


El canal del Tea Party



Cuenta la leyenda que el Dr. Milton Friedman, economista ortodoxo de la Escuela de Chicago y asesor económico de Pinochet, buscó desesperadamente un escape a la vida dominada por las regulaciones socio-políticas del Estado de Bienestar. En esos intentos, dio con la idea de huir hacia la vida salvaje, dado que allí, es decir, alejado de toda forma de normatividad que perjudicare su libertad indeterminada, podría primar un mercado autorregulado y natural que no atentara contra la propiedad privada (entendida como contra institucional). Fue así que nació Animal Planet, el canal del Tea Party, con el objetivo claro de mostrar a los hombres ciegos por la falsa doctrina de la economía regulada que, a la hora de los bifes, la libre competencia es la posta y que todos los demás son putos. Después de que no le dieran mucha importancia, dedicó el resto de su vida a apoyar dictaduras en el Cono Sur y gobiernos conservadores en el Norte.
A continuación, dejamos a la posteridad algunos fragmentos extraídos de documentales de Animal Planet donde puede verse a las claras la bajada de línea friedmanita:

Cuando el león anciano se enferma, su manada lo abandona
a su suerte. Albert deberá comer carroña hasta morir...
Robert [derecha] compite en igualdad de condiciones con Andy [izquierda]
por el favor de Diana. El mercado sexual se regulará por sí mismo a través
de la competencia de quienes lo integran. Aquel que sea más despiadado
para conseguir la satisfacción de su demanda, será el que la consuma.
El otro morirá.