Argen-Tina

Continuando por nuestro repaso de las mejores publicidades electorales del 2013, debemos ahora destacar a los artistas que laburan para el hermano maldito de la democracia y su compañera Margarita. El concepto común a todos sus spots es la denuncia de un país dividido y su propuesta es la búsqueda de un τὲλος concordante a todos. De esta manera, Richard  retoma ese horizonte ideal de país unido y copado que su padre había querido construir en su momento y que terminó medio mal. Las publicidades, inmersas en un delirio protagórico -al final no sabemos si tenemos o no inflación e inseguridad-, retratan la decadencia de Occidente pero, pese a su genialidad, ninguna de ellas supera una pieza artística como aquélla de 2011. Aquí vamos a dejar todos los spots de Argen-Tina, quizás con la esperanza ingenua de que, cuando los extraterrestres caigan a matarnos a todos, les llegue este mensaje de paz... y el exterminio sea masivo pero no total. Gracias por tanto.
Para ver:




Grandes spots de campaña

Antes de la  elecciones primarias los candidatos presentan sus spots publicitarios. Algunos son sumamente interesantes... otros, rayanos al delirio. Acerca de estos últimos trata el presente post: 2 spots publicitarios; 2 candidatos archiconocidos... pero que todavía nos pueden sorprender mucho. El primero de ellos es un spot de Francisco de Narváez quien, luego de haber hecho uno prohibido por tener un tufo destituyente, hizo con ayuda de todo el pueblo uno digno de ser repetido hasta el hartazgo.


El segundo, sumergido en los mares profundos de los trastornos mentales, parece el adelanto de una película de terror. Sugerentes los sonidos del final, que bien pueden hacer una analogía con el apellido del candidato o quizás hablarnos del estado mental de Elisa Carrió. Desgraciadamente, blogger me informó que si cuelgo el spot acá el universo entero explotará. Por tal motivo, dejo el link ACÁ hasta poder convencerlo de lo contrario.

Flor de pensamiento

En la época en que gatoneaba con el genocida, Alfano era una diosa. Era totalmente violable... como los derechos humanos en esos años.

Happy friend's day

Y estaba el hombre por descender a la Luna, mas Kubrick se quejaba de la iluminación en el estudio; los puteaba a todos y se paraba de manos frente a cualquiera. Conmovidos, se reían sus dirigidos e imitaban la voz de Hal9000: "Hello, Dave".
- ¡¡I'm Stanley!! - vociferaba furibundo el director de Lolita.
- I love you, Dave - escupía entre carcajadas y con ronca voz Neil Armstrong, la estrella del telefilm. Todos reían menos Stanley.
Y es que reflexionaba sobre los ingleses como él, que habían caído muy bajo. ¡Qué pasó con esos buenos viejos tiempos en los que Churchill participaba en reuniones para dividir el mundo en dos como un líder a la talla de Roosevelt y Stalin! ¡Qué pasó con esos tiempos más lejanos aun, donde Inglaterra dominaba el mercado del oro! Ahora su patria, allende gloriosa, veía como aquellas ex colonias, que bamboleaban entre el orgullo del progreso tecnológico y la vergüenza del humor vulgar -¡tan poco ingleses ellos al fin y al cabo!-, jugaban a la carrera espacial con los rusos mientras él… ¡Pero no! El Reino Unido no tenía cohetes. Kubrick se tenía que conformar sólo siendo un director consagrado, un revolucionario del séptimo arte, y forrarse una valija con dólar blue. ¡Thank you very much, Washington! Sin embargo, nada hubiera querido más que subirse a un cohete y recorrer la galaxia como un gemelo fantástico o un fantasma del espacio: sus héroes de la tele.
Los utileros arreglaron el problema de las luces. Ahora parecía que el mismo Sol irradiaba sobre la figura discreta pero aparatosa de Armstrong, cubierta por un manto de estrellas. Efímera frente a todo el Universo que tras ella se estampaba como una pintura en la pared. Hermosa y gloriosa como sólo en ese día, suspendida frente a las pantallas de todo el mundo, cuando enterraba la bandera de barras y estrellas en un suelo desértico y rocoso, consumando así una práctica imperialista que se repetiría en Afganistán y en Irak más de 30 años después. Apoteótico.
Aplausos.
Chiflidos.
Abrazos.
Besos de amantes.
Kubrick estaba cubierto de manos discretas y amistosas. Felicitaciones, Stanley. Qué buenos amigos se hizo, mas no conocía a nadie. Y acá estamos nosotros, con Stanley muerto hace ya mucho tiempo, viendo flamear una bandera estadounidense en un espacio exterior donde no debería haber viento… y cuesta tanto encontrar un sentido más allá del triunfo simbólico de cierta forma de vida, tan llena ella de ilusiones y esperanzas como vacía de carne. Sólo nos  queda así seguir soñando.